Conocer a un ser humano, compartir con él, es dibujar una elíptica, es gravitar y formar puntos notables que describen situaciones únicas, dibujan trayectorias, son perigeos y alteran nuestras mareas, esos son inquietantemente necesarios, fascinantes, hasta que deciden o sucumben al apogeo y se alejan, aunque jamás se van, solo dan paso a otra persona, en su vida y en la tuya.
Dibujan caminos maravillosos, tediosos, lúdicos, desde su órbita hasta tu centro remueven todo, y después al alejarse, es tu centro el que orbita desesperadamente hasta alcanzar su cenít.
A cada persona, con la que compartí, con la que orbite, y que se encuentra dibujando su itinerario, reconozco su permanencia en mi ser, la oscilación que anima el querer, ser, ver, vivir. Me acuerdo de tantos, no de muchos de nombre, pero, si de impronta, para bien o para mejorar, la relatividad del movimiento con que esta observadora asimila cada detalle es delicadamente particular.
Es maravilloso el andar, el experimentar, el vivir, cada paso es referencial y tener la oportunidad de redimir, es dar vida.
Mis letras, mi medio...yo
Algo para compartir, algo qué expresar, mis primeras letras, mis avances, en fin un poco de mi...
viernes, 16 de octubre de 2015
miércoles, 14 de enero de 2015
Llego el momento que más temía…el de tu partida.
Te siento en mí, siempre pero
siempre fue así y es lo que me da fuerzas para continuar… intentándolo.
La inconformidad, el miedo, la
impotencia, todo forma parte del dolor, duele Mami preciosa. Si estuvieras
aquí, seguro me dirías:
¨llora lo que tengas que llorar,
pero sabes que tienes que continuar, tú puedes, con una mano secas la lágrima y
con la otra haces lo que tienes que hacer¨
Lo sé, te vi muchas veces hacerlo
y lo haré, y lo hago. Doy gracias porque elegiste ser mi madre, agradezco por
ser tu hija.
Le pedí a Dios que se acostara
contigo en tu cama, y que te cobijara para que sintieras más calor y seguridad,
y lo hizo. Juntos recorrieran el camino que te llevaría a su bella casa, para
reunirte con los abuelos, sobrinos y muy especialmente con tu negrita.
Nosotros aquí, tratamos de
aprender a vivir sin tu presencia, pero quiero reafirmarte que estas con
nosotros, dentro de cada uno, como solo tú sabes hacerlo.
Nos preparaste para la vida,
aunque jamás la visualice sin ti, el plan era que envejeceríamos las dos, al
punto de que solo nosotras tendríamos conocimiento de quién era mayor (te reías
y me decías tienes unas cosas) te imaginaba con tu cabello pintado de morado
claro, siempre arreglada, con un juego de bastones que combinaran a la
perfección con tu ropa, tu pashmina, charlando de modas, de decoración y
preguntándome: ¡¿tú vas a salir así?¡ ¡¡Conmigo NO, te cambias¡¡ y riéndome
iría a complacerte.
Complacerte me fascinaba, verte
arreglada siempre fue un placer que se convertía en orgullo, cuando los demás
exclamaban lo elegante y bella que es tu mamá. Y siempre respondí: ¡ella es así
las 24 horas del día, es que puedes llegar a casa, sin avisar y nunca estará
fuera de tono¡
Al extrañarte, cierro los ojos
para acurrucarme contigo, egoístamente te quiero solo para mí y me olvido por
un momento de todo, ese es mi momento contigo, solo tú y yo.
No me despido, solo te cuento
cómo voy llevando tu ausencia. Y me tranquiliza saber que algún día estaré
nuevamente contigo, y me darás tu opinión de cómo lo hice.
Sabes que no estamos solos,
siempre juntos para todo, como lo sembraste en nuestros corazones, ¡claro, si
estuvieras sería más sencillo¡
Cuando se fue la abuela me
dijiste: ¡ahora sí debo crecer¡ pues Mami está comenzando ese proceso, por
ahora solo vamos al ritmo del día a día…
Disfruta, ríe mucho y no te preocupes por nosotros, como siempre te dije:
¡¡MAMI PRECIOSA, LO HICISTE PERFECTO¡¡
lunes, 11 de febrero de 2013
Te difuminas
Lentamente se horada tu cuerpo, lentamente se ulcera. Tú con solapada paciencia nos miras, nos escuchas y cierras tus ojos, para, tal vez, imaginarte en otra parte; te molesta la falta de luz natural, te inquieta que los colores ya no brillen, te preguntas en silencio hasta cuándo estarás allí, nosotros nos preguntamos hasta cuándo te tendremos aquí.
Te diluyes con calma, con demasiada conciencia, tanta que asusta. Conciencia que nos alienta a aferrarnos al milagro de la vida, esa vida que se defiende con egoísmo. No queremos vivir con la ausencia, siempre con la presencia.
Si pudiéramos elegir, con toda seguridad y de forma egoísta, sin dudarlo, elegiríamos para este martirio a quienes hacen daño, a quienes quitan en vez de dar, a quienes hacen mal. Nunca a ti, solo viviste para amar, dar afecto, bromear, cuidar, exigir, es que eres un todo de un gran círculo como es la familia.
Nuestros afectos son fuertes, tácitos. Amamos a los nuestros, criticamos a los nuestros, defendemos a los nuestros y a todo aquel que adoptemos. Nos cuesta un mundo las separaciones, no entendemos cómo se maniobran, si aún seguimos sintiendo a los que han partido entre nosotros.
Cómo se debe entender que el tiempo es perfecto, que las líneas torcidas realmente se encuentran derechas, que la vara con la que medimos, nos mide, si te veo y me pregunto: ¿Por qué? qué fue eso que hiciste en tus pocas horas de no hacer nada, entre preparar la comida, limpiar la casa y atender a la familia; ¿qué? cuál fue el gran daño que hiciste para que tu cuerpo se disgregue...Dios
La impotencia, el dolor, la soledad y el miedo nos acompañan, de hecho son parte de la vida, te conviertes frente a todos en nimbo y solo nos queda esperar la lluvia...
Te diluyes con calma, con demasiada conciencia, tanta que asusta. Conciencia que nos alienta a aferrarnos al milagro de la vida, esa vida que se defiende con egoísmo. No queremos vivir con la ausencia, siempre con la presencia.
Si pudiéramos elegir, con toda seguridad y de forma egoísta, sin dudarlo, elegiríamos para este martirio a quienes hacen daño, a quienes quitan en vez de dar, a quienes hacen mal. Nunca a ti, solo viviste para amar, dar afecto, bromear, cuidar, exigir, es que eres un todo de un gran círculo como es la familia.
Nuestros afectos son fuertes, tácitos. Amamos a los nuestros, criticamos a los nuestros, defendemos a los nuestros y a todo aquel que adoptemos. Nos cuesta un mundo las separaciones, no entendemos cómo se maniobran, si aún seguimos sintiendo a los que han partido entre nosotros.
Cómo se debe entender que el tiempo es perfecto, que las líneas torcidas realmente se encuentran derechas, que la vara con la que medimos, nos mide, si te veo y me pregunto: ¿Por qué? qué fue eso que hiciste en tus pocas horas de no hacer nada, entre preparar la comida, limpiar la casa y atender a la familia; ¿qué? cuál fue el gran daño que hiciste para que tu cuerpo se disgregue...Dios
La impotencia, el dolor, la soledad y el miedo nos acompañan, de hecho son parte de la vida, te conviertes frente a todos en nimbo y solo nos queda esperar la lluvia...
domingo, 18 de septiembre de 2011
La dureza exterior, definitivamente no es reflejo de la interior.
por: Lhinirca Medina
Los seres humanos conciente o inconscientemente tendemos a utilizar ambas actitudes, la de atacar o resistirse, con respuestas que sólo justifican lo que sentimos como "arremetidas". Para enfrentar las circunstancias o situaciones, que por alguna razón percibimos que nos afectan. Más cuando es a nuestra endereza como persona, a la autoestima. En nuestro interior se producen sensaciones que nos llevan a contactarnos con esa parte bien sensible y delicada en la cual sentimos que nos "atacan", sin piedad, sin tregua.
En nuestro interior esa dureza se desvanece cuando nuestros sentimientos son rozados por esas palabras o gestos, que son ajenos a nuestras intenciones e incluso y más doloroso aun cuando nuestro accionar fue de lo mas noble posible a no ser ayudar (torpemente) en algunos casos a la persona que inyecta sus duras acusaciones a nuestra sensible humanidad.
Hoy en día mi capacidad de dureza exterior, es altamente motivada por la violencia psicológica, producida por una sociedad que anima al individualismo, que sólo pide a gritos amor, compasión, empatía, pero, que en la incapacidad de comunicarse decide incomunicarse aislándose de todo y todos, con respuestas belicosas, con las garras siempre abanicando las buenas acciones de nuestros iguales. No podemos asumir que pertenezco al grupo que solo recibe, que nunca da, ¡mentira¡ todos intercambiamos el rol de agresor y agredido, en nuestra idiosincrasia ese intercambio lo aprendimos con facilidad, por supuesto, creyéndonos que jamás somos los atacantes, siempre los vejados.
¿a dónde nos llevara tanta soledad en nuestras almas? ¿dónde encontraremos el sosiego, la quietud que da la confianza? Sí, esa confianza cuyo piso es la tranquilidad de no sentirse solo. Entendiendo que la soledad es el sentimiento de paz consigo mismo, bien dicen que no hay peor soledad que la de sentirse solo, la de mirar a tu interior y encontrar que no tienes asidero en tu ser.
Me silencio el alma, se me atragante la vida, me cerceno el amor que se imbuye en mi savia, silencio todo sentir para no sufrir públicamente el escarnio de tu gran cariño, el desazón de tu desamor...
Reflexiona sobre tus bendiciones presentes, de las cuales posees muchas; no sobre tus penas pasadas de las cuales, todos tienen algunas. - Charles Dickens
viernes, 8 de abril de 2011
El hábito no hace al monje
Allí no encontrábamos, los mismos de siempre, primos, hermanos, tíos, tías, con un dolor inmenso por la partida de mi abuelo, conocido como el abuelote, por los biznietos.
El cementerio del este suele ser un sitio apacible, imagino para el que descansa. Para los vivos que visitamos semejante lugar, no por voluntad propia, más bien porque sino te toca llevar a ese ser adorado a cualquier otra necrópolis, es un lugar frío, distante.
Mi abuelo de nombre Florencio Alcalá, nació en Güiria estado Sucre, único estado del país con un puerto con salida al atlántico, y fue por ese puerto que decidió un día huir de un amor, embarcándose en un barco de pesca como cocinero, sin tener la menor idea de cómo freír ni un huevo, ni como pronunciar egg.
A su regreso ya bilingüe y experto chef, da rienda suelta a su necesidad de viajar y llega a Caripito, estado Monagas, se enamora (según contó) de la mujer más hermosa del oriente venezolano, se casa y años después emigra a la capital.
De esa unión nacen ocho hijos, 6 mujeres y dos hombres, a su vez y con el tiempo se casan y tienen prole, abundante prole.
Este hombre de un metro noventa de estatura, barba blanca, voz gruesa y dulce, decidió dejarnos, sí, realmente nos pidió que lo dejáramos partir, el cansancio de noventa años ya le pesaba, tanto amor sirvió para permitirle descansar, y dolió pero, al concertar su partida nos sirvió para amarlo y respetarlo con muchísima más intensidad.
Tan así fue que enfermó gravemente de jueves para viernes, y el sábado el medico decide trasladarlo a la clínica, situación que fue confusa, por decisión de sus hijos sería la mayor de ellas la acompañante, los paramédicos lo bajan por un ascensor mi tía debía tomar el otro, pero nunca llego, se quedo varado, con ella adentro y es así como termino yo acompañando a ese ser maravilloso en sus últimos minutos, dejándome el placer de su bendición.
Comienzan los odiosos preparativos con los “venas duras” del cementerio, individuos ellos, tipo Mc Donald, que se aprenden unas líneas sin sabor:
Personal de cementerio: lo sentimos mucho, ¿cédula del difunto?
Familiar: uff si gracias…aquí la tiene…uffff
Personal de cementerio: ¿quiere una servilleta? ¿Partida de defunción?
Familiar: snifff si…aquí está…
Así, continua la casi conversación, el familiar secándose las lagrimas, el personal repitiendo el libreto, luego se levanta a sacar una copia, y bromea con el compañero de trabajo, y uno impávido con la situación y sin ánimos de pelear.
En casa, todos afligidos comienzan a emigrar a las suyas en busca de un atuendo más digno para la ocasión que los muy cómodos jeans, es en ese instante que llaman del cementerio pidiendo ropa para mi abuelo, mi primo, bastante despistado, toma un traje del closet y lo lleva al camposanto.
A nuestra llegada nos saludamos y saludamos a ese arsenal de gente que no se sabe cómo, siempre se enteran de las noticias como esa con una rapidez abismal, se les agradece.
Mis primos y tíos reunidos en una esquina con el respectivo vaso de chocolate, ríen, murmuran y tratan de disimular pero, es inevitable, todos voltean y critican la actitud familiar, y es que resulta que mi primo muy afligido, fue el que recibió la llamada del cementerio para la ropa de mi abuelo, él tomó del closet un traje lo llevo y resulto que no era del difunto, sino de un amigo que la semana pasada lo había dejado allí.
Nuestro ser que nos colmo de amor sin condiciones, nos hizo reír hasta en ese último adiós, se fue cuando quiso, como quiso y con la ropa que no pidió, pero, que bien le quedo.
Del día de la mujer, a la mujer al día
Eran las 6:30am cuando aún en su cuarto escucha a su hija, quien nuevamente se encuentra viviendo en su casa, decir, con impaciencia “apúrense vamos tarde” a los dos niños de edad escolar.
Coinciden en la cocina, ella plácidamente degustando un pan con mermelada y un delicioso café, servido por Matilde, quien lleva trabajando en la casa tanto tiempo, que el paso del mismo es el compañero más fiel y conocido de esta.
Con asombro ve cómo la joven madre, recién divorciada y en plena juventud, lleva tacones altos, falda, blusa, maquillaje y la infaltable cartera de gran tamaño, colgada de un lado y del otro, las dos loncheras con monogramas de héroes infantiles, toma un trozo de pan se lo lleva a la boca, da ordenes a los pequeños, quienes exhiben las marcas de las sabanas en sus rostros y la lentitud que solo da el sueño sin disfrutar.
La partida, al igual que la despedida a la madre de la joven, la hacen con rapidez, como a quien el tiempo le cobra por segundos, los infantes arrastrando y arrastrados, por el frenesí de la joven progenitora suben a la camioneta, y al unísono piden la bendición, se pierden en el tránsito, acompañados por personas, que en su mayoría son mujeres que al igual que la moza mamá, corren para alcanzar objetivos, mientras que el objetivo primordial, que es vivir lo abandonan en el agite colectivo.
La señora aun sorprendida por el apresuramiento de su hija, se sienta con calma, en las hermosas sillas del jardín a contemplar la mañana; le vienen a la mente los recuerdos de su abuela, cuando hablaba de la liberación femenina, del gran logro de la igualdad, ríe ya que cuando disertaban sobre el tema, la yaya lo hacia en la rosaleda, con una limonada en mano, mucho orgullo y altivez en el rostro, decantando cada éxito del movimiento de liberación femenina, siempre haciendo hincapié de su participación.
Hoy en día se pregunta, si esos logros no son los causantes del llamado estrés, de ciertas conductas inequívocas de la juventud, del reajuste de los valores en la sociedad, de las ulceras estomacales, que sabe ella de cuantas cosas más o cuantas cosas menos.
Tiene claro que a su edad, prefiere la tranquilidad y la calma para disfrutar las metas alcanzadas, y que la manera de ser de la mujer hoy en día, es estando al día.
La dualidad del cisne
Los domingos por lo regular son días tranquilos, me dispongo a disfrutar de una película, la elegida El Cisne Negro.
El comienzo tiene un ritmo muy pausado, escenas trilladas, cargadas de bailarinas en sus ensayos habituales, es en ese instante en que nos preguntarnos por qué tantas líneas dedicadas a este filme. El ritmo de la misma sutilmente empieza a variar, adentrándonos de tal manera que olvidamos por completo su tiempo, y es allí donde el papel de Natalie Portman comienza a desdibujarse.
Nos muestra su mundo infantil, atesorado con extremo cuidado por su madre quien también fue bailarina, y por quedar embarazada no pudo continuar su carrera, situación está que se convierte en esos favores impagables que perseguirán a nuestra protagonista hasta el final.
El Lago de los Cisnes es la columna vertebral en la cual el director de origen neoyorquino Darren Aronofsky dirige a los actores para proyectarnos esa dualidad presente en los seres humanos. La lucha entre el bien y el mal, entre el fuerte y el débil, y es a esa lucha a la cual nuestra protagonista nos empuja, al ser escogida como la prima ballerina, para interpretar el doble papel.
Los trastornos de personalidad se hacen evidentes, la frigidez se pasea por escenas lésbicas, productos de su mente, el delirio de persecución y la ansiedad son estados emocionales que otorgan al filme un suspenso dramático que se desarrolla hasta llevarnos al clímax de los acontecimientos en un vaivén de emociones, escenas con cambios de iluminación, excelente manejo de la luz, como factor de encierro psicológico, destacan los primeros planos al rostro de Portman, estos nos conectan con la incertidumbre por la cual atraviesa, por la realidad de su inestabilidad mental.
La oscilación de la bailarina la transforma del ingenuo y dulce cisne blanco, de ese adagio pausado, al allégro infame y arrogante del cisne negro, cuyos movimientos nos hacen olvidar que la actriz solo presta a semejante interpretación su rostro.
Es uno de esos filmes que gustan a la audiencia, esos de los cuales el silencio se apodera de los cinéfilos o amantes del séptimo arte, y la extrañeza, sorpresa se apodera con gusto y gracia al espectador.
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